Entre amanecer y puesta, entre los 12 y 21 grados, con lluvia tropical de vez en cuando, playa arriba, playa abajo, viento casi siempre del S SE, leyendo la prensa digital, informado o desinformado ves que el presidente, no el de Las Ventas con su pañuelo naranja, el del gobierno de España va a indultar a los presos del llamado procés. Velador, aunque en la tablilla pusiese Belador fue indultado en 1982, menudo toro, menudo número montó aquel bravo animal. Desde luego no se arrepienten y el propio indultador dice que es un nuevo proyecto y asume, como todos más que sospechábamos, que seguirán con lo de la independencia. Ante decisiones consumadas, e incógnitas varias, un españolito de a pie de playa, con arena entre los dedos se pregunta ¿y ahora qué? Esta primera cuestión no es sencilla porque las palabras de cambiar a un nuevo proyecto de país realmente no sabemos el alcance que tienen. Siendo este asunto fundamental, y oscuras las intenciones, hay otro tema, es el olvido, a aquellos que no están con el independentismo que no han dicho nada, no han cometido delito probado/sentencia firme, no les escuchan porque se callan, no son bien tratados en su propio país porque hace mucho que es complicado, por usar este adjetivo, no ser independentista en Cataluña. Además esa multitud se traslada al resto de España que se supone tendrían algo que decir. Es decir unos pocos imponen su voluntad. Hay veces que me gustaría ser toro como aquel aficionado al que oi que le decían después de una típica discrepancia;
-Usted no sabe de toros. Y contestó.
-Me lo va a contar a mi, mi padre fue siete años sobrero en Las Ventas.
Lealtad, responsabilidad, resolver problemas.
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