viernes, 4 de junio de 2021

Nada sucede por casualidad.

Todo lo que se hace con cariño, dedicación, esfuerzo, donde se pone lo mejor del ser humano al servicio de un fin, merece la pena. Hoy he visto el comienzo del rodaje de una película, llena de vicisitudes que lleva fraguándose durante diez años, una persona ha sido la clave en llegar a este momento. He visto una mujer muy guapa, un ganador de dos Oscars de la Academia, un otro muy famoso, simpático, en plena forma, dos promesas, chico y chica, que darán que hablar. He visto decorados de esos que luego destruyen o reciclan, vestuario de un Londres Victoriano, detalles que mezclan ideas en busca de originalidad y gusto. Ya veremos el resultado final, el veredicto del público, el dinero recaudado, el mundo de la magia y el real. Se ha brindado con La Veuve Clicquot, que en el chiste se preguntaba si se había muerto El Gaitero, que le gustaba a mi santa madre. Esto del cine, como todo, requiere de muchos factores y nunca se sabe, para hacer una película se necesita una buena historia y alguien que simbolice la fuerza de poner en una pantalla la idea. Me he dado cuenta que en el proceso se disfruta y eso es impagable.

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