sábado, 7 de agosto de 2021

Fin de los juegos.

Dicen los que lo dicen que lo importante es competir, participar, no ganar; ya se comentaba en 1924, Olimpiadas de Paris, película "Carros de fuego" los entrenadores profesionales, honor en juego de Cambridge, caballeros ingleses, Gilbert & Sullivan, hipocresía inglesa, tipos como Guardiola felices, camelos de la realidad. El oro del basket, USA, en Tokyo es oro ante un buen equipo de Francia con algunos jugadores muy competitivos; ahora bien cuando se ponen serios los yankees, resultan complicados, siempre hay mucho talento detrás, fundamentos, clase, baloncesto en estado puro. Luego llega el fútbol, final, plata o plomo, en un Brasil-España que perdemos porque no somos mejores, además ambos aburren con su juego, por lo tanto me resulta inútil escribir sobre lo que no siento o me motiva. En "Carros de fuego" me quedo con los personajes como Andrew Lindsay, un Lord cuyo nombre no es el auténtico en la película porque el lord es muy suyo hasta en eso. Corría vallas, o entrenaba mejor dicho, con copas rellenas de burbujas de  Moet & Chandon, su mayordomo vigilando por si se derramaba una simple gota. No hay romanticismo sólo algunos románticos.

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