Me ha inspirado la frase, anclado en el pasado, de un cantante de cierto éxito, en su treintena, que supongo pretende renovarse o encontrarse, puede que quiera evitar esa mirada atrás, lo que era. El ancla es una pieza fundamental cuando hace falta y hay que utilizarla, no un adorno. Lo era en los buques de madera, en la época de Aboukir, el ataque arriesgado a los franceses fondeados, totalmente cogidos en las patatas; la maniobra del ancla tradicional es en el castillo de proa, en algunos buques hay ancla a popa, está llena de lenguaje naval, son términos propios. A mi me gustaban las expresiones "filar por ojo o apear el ancla", todas con un significado concreto, marinero, como las cosas de la mar, o la de "al largo lo que pida" referida a las estachas. Existe la expresión anclado en el pasado. La pregunta es si vivimos anclados en el pasado o sea lo contrario de Horacio en sus Odas con el carpe diem, el bardo latino decía: " Mientras hablamos, se habrá fugado el tiempo celoso. Carpe diem y confía mínimamente en el futuro".". Horacio es un clásico, nosotros tenemos al sevillano don Antonio y su pasado efímero cuyo final sentencia:
Este hombre no es de ayer ni es de mañana,
sino de nunca; de la cepa hispana
no es el fruto maduro ni podrido,
es una fruta vana
de aquella España que pasó y no ha sido,
esa que hoy tiene la cabeza cana.
Quizá lo importante es lo que hagamos en cada momento con errores o aciertos, levantarse, seguir. Hay muchas personas siempre recordando el pasado, con la maldita nostalgia. Recuerdo en mis quehaceres del pasado donde privaba la inmediatez, no había tiempo para fondear, sumergirse en el pasado, la maquinaría siempre activa, el tiempo se consumía esperando que llegase lo siguiente; las vacaciones en las fases de aprendizaje, el curso siguiente, la salida, lo próximo, siempre pensado en acabar para volver a empezar.
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