Seguramente nunca ha habido nada perfecto excepto las piernas de Cyd Charisse, frase atribuida a mi mismo. Cambiando de tercio, en ese oscuro periodo, por otra parte apasionante, de la historia llamado Edad Media se buscó la piedra filosofal, búsqueda que ya venía de antes, el elixir de la vida, la perfección en su máxima expresión, los alquimistas. En nuestros días no somos tan ambiciosos ni tan sabios hay mucho alquimista de boquilla. Los gringos, en su copiada sociedad de consumo democrática/liberal/avanzada e hipócrita, han bombardeado al consumidor con la esperanza de conseguirlo todo, la perfección, haciendo una sola cosa; así en la casi película perfecta "Singin' in the rain", donde Kelly casi lo estropea por querer dar el sello Kelly al cantar Beautiful girl ya sugieren la solución a cualquier problema: anyone for tennis? Lo sugiere la publicidad consumista, haciendo algo de lo que vendemos se consigue todo, puede ser tenis en la película, meditaciones orientales, ser vegano, vegetariano si no se llega o pescetarian, hacer yoga, dar pasos, no fumar, no beber, o usar emoticonos, todos consejos perfectos. Admiro a esas personas que han encontrado la solución al complejo humano llamado hombre, mujer, o lo que venga, haciendo una sola cosa. Debe ser mi escepticismo, cinismo, edad, menopausia masculina, o lo que venga, o ignorancia; el caso es que el poeta catalán Carulla, autor de la "Biblia en verso", ya afirmaba que "Cristo nació en un pesebre donde menos se espera salta la liebre". Eso pasa ahora, ha sucedido siempre, todo el mundo te da una solución a ti mismo sin mirarse al espejo. Ya en el siglo de Pericles la propaganda era "Conoceté a ti mismo". Por cierto que mal está el Madrid.
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