sábado, 21 de enero de 2023

Generación desgraciada.

No quiero hablar del Oeste que lo tenía pensado, ya hablaré otro día, allí los malos siempre cometían errores. Hoy en mi pueblo hay una manifestación, ayer cené un salmón que estaba muy bueno y no he dormido bien, incluso con pesadillas que no recuerdo, fue por mojar la salsa. No se que me ronda el coco. Hace unos días, fui de acompañante a mi biblioteca pública más próxima, me puse a ojear libros mientras esperaba, volví a las filas de la Historia, pasé de Preston, estuve a punto de ceder a la Edad Media me quedé con Pío Mora "Los mitos de la Guerra Civil". Está bien escrito, estoy casi al final. Recordaba uno  de mis libros de lectura con seis años más o menos, con dibujos, uno de los episodios, el último, era en el Alcázar de Toledo, 1936, y la conversación entre el coronel Moscardó y su hijo Luis, también recuerdo la frase antes de los besos mutuos, de despedida, antes de colgar; "Hijo, encomienda tu alma a Dios y muere como un patriota" Mucho más vagamente  recuerdo volver a casa, preguntar a mi padre, sin recordar tan claramente su respuesta, si recuerdo la versión familiar sobre muchos de los episodios del libro citado, en especial: los personajes relevantes de la tragedia, Badajoz, Las checas y cárceles de Madrid, los frentes, batallas, el oro, Brigadas, italianos y alemanes, rusos, el Prado, Guernica, etc etc... Han pasado casi 100 años porque todo empezó mucho antes. Voy a citar una frase de mi padre; "Pertenezco a una generación desgraciada". Lo decía porque en realidad desde 1931 cuando tras el examen de Estado debería haber ido a la universidad a aprender, divertirse, ya empezó a meterse en otros quehaceres, sus ideas, ideales o a negarse a lo que querían imponerle, luego Falange, Cuartel de la Montaña, Cárceles, checas, condenas y luego II Guerra Mundial, post guerra, aislamiento y cuando te das cuenta tienes cuarenta años. No es lo que vivimos sino cómo lo vivimos.

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