lunes, 22 de mayo de 2023
El pito del sereno.
A ver cuando acaba este maldito campeonato de Liga que hemos perdido justamente, felicitado al campeón como corresponde e intentando pasar página cuanto antes, todo a la vez. Mientras llega el epílogo, donde jugamos, se producen situaciones de vida o muerte ante equipos angustiados y público un tanto suyo con los más violentos escudados en la masa. Sucede lo de Mestalla donde tanto aman al Madrid, con su antimadridismo, y en esto se mezclan varios factores, fútbol y cultura/educación. Resulta
que esto empezó hace cuatro años cuando llegó, fallaba ocasiones y era
blanco ( una paradoja entre su color y la camiseta) hasta de su propia
afición que como todo sabemos es ignorante en muchos aspectos también. Ese jugador de raza negra nuestro lleva ya un año centrando la atención, muy sancionado por los llamados trencillas, más tarjetas que sus inocentes marcadores y empeñado en que lleva razón, en su pelea particular. Resulta que le insultan provocan de cualquier forma, porque es un peligro y que salta. Resulta que es el Madrid y que cuesta cambiar al personal. Resulta que se distingue entre mono, tonto, malo, se repasan los insultos. Resulta que él es el provocador que no beneficia a su equipo. Resulta que sus compañeros ya descentrados se distraen más de lo debido. Resulta que con dos de los chavales del Castilla y otro portero podríamos hacer un equipo competitivo de raza negra en el Madrid actual. Resulta que hay cámaras, micrófonos, leyes y justicia, instituciones con capacidad de sancionar y aquí al único que sancionan es al jugador de los regates, del baile celebrando un gol, que no es perfecto obviamente en sus reacciones. Resulta que en el mundo occidental hay otras reglas, y sanciones, como en esa Premier que tanto se pondera, donde hay muchos jugadores de raza negra locales y extranjeros. Resulta que el jóven de raza negra del Madrid está empeñado en que le respeten, es valiente, testarudo y se equivoca a veces en sus actos y respuestas, más no está dispuesto a ceder. Resulta que el conjunto de bien asalariados responsables de La Liga y Federación no dan la talla, dan la impresión de perfectos inútiles en busca de palabras y sus intereses. Resulta que los árbitros tampoco en general, porque no oyen no ven, aunque ya uno no sabe el uso de la tecnología ni el uso de las imágenes que se ponen o no se ponen, depende. Resulta que sólo falta que entren los políticos como Manolito el de Mafalda, presidente del Consejo Superior de Deportes, siguiendo consignas de Moncloa, que alborota el gallinero. Se mezcla todo, incluso el valor de las palabras, curiosamente nuestros husos y costumbre se convierten en base de argumentos.¿ Lo arreglaría Ted Lasso?
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