Quién no llora no mama, es un dicho, una verdad probablemente, en mi caso no me sale practicarlo. Reconozco que no oía nunca a mi alrededor, o no lo recuerdo ni de nis ancestros más directos, lo de... en mis tiempos. Al menos no de esa forma y siempre he mirado hacia adelante. Eso si, mi mamá se reía de las batallas del abuelo Cebolleta en el TBO que era su favorito. Le hubiese horrorizado que yo fuese un Cebolleta ¿ lo soy?. Nadie decía nada porque nosotros gozásemos de más comodidades, facilidades, medios, conforme a los tiempos que nos había tocado vivir. A mi papá oí en varias ocasiones decir que su generación era una generación desgraciada porque realmente no tuvieron juventud, fué un hombre siempre optimista, amante de la vida a su manera , con sus gustos , gestos y condiciones. Luego cuando sus facultades le faltaban al final, seguía fiel a lo de genio y figura, se lamentaba de que no se supiese apreciar lo que habían hecho los de su generación. Supongo que se refería a una parte de su generación. El caso es que pienso que era más sencillo ser adolescente cuando yo lo fui, si lo fui. No había tantas opciones ni bebidas refrescantes ni tantas cosas accesibles, era otra Europa, otra España otro mundo, en lo único que se parece al de ahora es en que el Madrid, fútbol o basket era un equipo competitivo con aquellas condiciones. Quizá es que el desarrollo conseguido por diferentes razones nos ha llevado a tener mucho donde elegir, mirarse, comparar. Si estás con tus amigos comiendo pipas, grandes silencios, en un banco de la calle, mal sentado, soñando con Bonanza o Los Intocables, Cita en Hong Kong, Cinco dedos, alguna chica que paseaba, una canción de Dylan, Beatles o S & G, o una película que no podías ver, todo lo demás era el mundo de tu imaginación. Y la imaginación es de cada uno, las redes, el móvil . la tableta ¿de quién son?
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