He constatado una opinión de una mujer, profesional cantante/compositora famosa, de éxito, dice que le gustaría hacer una película con un conocido director ...porque este ama a las mujeres. Ya sé que obviamente esta expresando una admiración, se esta ofreciendo de alguna manera por si suena la flauta. Me he preguntado ¿Amo yo a las mujeres? ¿ A todas? ¿Amo a los hombres? ¿A todos? ¿ Amo a las otras personas que tienen otras orientaciones sexuales?. Me he dado cuenta que amar lo que se dice amar amo poco, claro que tampoco tengo que hacer películas, voy como el tango cuesta abajo. A los niños si he amado incluso desconocidos, o me he quedado fascinado por sus planteamiento, también preocupado al ver a sus progenitores o entrado en pánico por lo que les espera. La exposición Reversos en El Prado se acababa, tenía entrada, aún así cola larga con lluvia, mucho turista, Madrid va bien museos y restauración a tope. Gracias a una niña de ocho años, pongamos que de Granada, con sus bien educados papás, hija única, que no paraba de hablar de todo, colegio, parientes, amiguitos, profesores, música, Federico, la Alhambra y quería ver Las Meninas. Siempre me pregunté porqué me inspiraban tanto los niños hasta su adolescencia, luego venía una época de lucha, y ya se perdían en la juventud y el resto. El niño es inocente, puede que travieso pero no conoce la maldad y eso me fascinaba, me fío. Según pasa el tiempo, leo y oigo, me cuentan lo importante que es lo que ocurre antes de la pérdida de la inocencia, me estremezco. ¿Cuántos españoles habrán leido el libro del general Wallace y visto la película a la vez? El niño romano y el niño judío en tiempos ...otros tiempos.
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