La presidenta del Congreso de Diputados está en el candelabro, corrijo lleva tiempo en el candelero. Antes cuando era la responsable del gobierno autonómico de Baleares. ya intentaron atacarla sus enemigos políticos, tanto por sus formas como por su fondo. Había chascarrillos varios, nunca me dió por pensar que podría venirse a la capital, pensaba que su zona de influencia para bien, sobre todo para mal, era aquellas preciosas islas y sus peculiaridades. Llegó el nuevo pacto de Sánchez con los independentistas con lo de la amnistía como condición esencial, llegó su hora como Leone. Supongo que ser mujer tuvo su peso, junto a sus cualidades para mi inéditas y algo más. Lo que vió Sánchez en ella lo ignoro, si le debe algo lo ignoro. Si gurda secretos lo ignoro y agradezco ser un ignorante. El caso es que llegó a presidir en la carrera de san Jerónimo, todavía lo hace. Hasta el momento no ha exhibido ninguna de las virtudes o estilo que se presumen en su puesto; es poco cultivada, un tanto dejada, poco neutral, no tiene presencia, ni rango, menos autoritas. Pertenece a ese tipo de individuos que lo que saben hacer bien, muy bien, es escaquearse. Ahora se ve presionada por el asunto de don Koldeone, más como especialista en lanzar balones fueras va a agarrarse a su sillón, como ha hecho siempre. Intentará convencernos que ella es la víctima.
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