Una vez, un amigo vasco de Zumaia, hermoso pueblo de ocho apellidos, del Cantábrico, nos llevó a un caserío en la montaña cercano a la localidad, cuando regresamos nos enteramos que habían matado a José Mari Korta empresario y empezó a llegar mucha gente. ¡Que huevos fritos con patatas y chistorra!. En aquel pueblo había gente de todas las tendencias incluidas familias en la misma vivienda.Todos lo recordamos.
El ciudadano Sánchez en su periplo vital puede que se sienta en horas bajas, le da igual, no se fíen, esto es muy normal en gente de pocos escrúpulos, me refiero a lo de le da igual. Además los otros, sus aliados de conveniencia, tampoco andan sobrados de escrúpulos. Como parte del juego actúan. Al final sólo queda el permanecer en ese poder que tanto gusta, vivir con prebendas y conseguir el mayor rédito, Siempre ha sido de esta guisa. Hay muchos actores en lo acontecido en esto últimos años. Hay corrupción y abuso. Me gustaría añadir, ya lo he repetido mucho, que el meollo del asunto no es el fiscal del gobierno, el perdón a Puigdemont, los dineros, los negocios familiares, la señora, el hermano, el suegro. tampoco los sobres ni la financiación. Aquí el meollo es lo del queso, lo del caserío.
Lo más grave, trascendente, con diferencia es el conseguir un gobierno como sea, pactando con gentes que quieren cargarse la idea de la España de casi todos, el queso de porciones. Eso a mí me ha parecido siempre la realidad. Esto del poder lo ha conseguido tomando tinto en un caserío o butifarra en Waterloo o unas cañas en Garibaldi, da igual el sitio, lo malo no está en el menú.


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