Transitamos en declaraciones, fiscal general del gobierno en el Supremo, comisiones de investigación, Moncloa, el brillante Sánchez, el largirucho Albares, hay mucho material, también las memorias de madame Preysler, pero me quedo con Koldo. Koldo, es el más próximo a mi, aunque desconozco si somos del mismo equipo de fútbol, no creo. No es de recia cuna, no tiene abolengo, su linaje es del pueblo, como yo, creo es de Logroño o Baracaldo, fue sobre todo asesor de un ministro y tenía su móvil, como todo el mundo. Una señora o señorita , vinculada al asesorado ministro, declara que pidió la baja laboral “por acoso laboral” de Koldo García: “Me hacía hasta 21 videollamadas por WhatsApp para ver cómo iba en ropa interior”. “Me estaba puteando... Me fui a las vías de tren y me quise tirar”. Esto don Koldo no se hace se llama inducción al suicidio por video llamada.
Don Koldo fué aitkolari yo no, perteneció al PSOE yo tampoco, fué escolta, sector seguridad privada, portero de algo, yo jugaba siempre de medio centro, chófer, hombre de confianza y vilipendiado y envidiado pour le savoir faire que también cuenta. Sánchez que cala rápidamente al personal aunque luego se olvida le bautizó como el último aizkolari socialista. Una oda a los chipirones en su tinta. Es hermoso, bello, de camarada, suena a Tom Cruise a la riojana. No es el peor. Sin embargo nunca debió hacer 21 video llamadas, 21, es una burrada para tocar el mismo tema, insitir tanto en su faja señora, aunque no he sabido en cuanto tiempo. Don Koldo, Koldo si se me permite, esas llamadas no se hacen y menos por video, ¿Quién pagaba los datos?. Es que realmente no nos dicen nada.
Eso es muy duro don Koldo, aunque sea mi personaje favorito en el esperpento sin clase. Por otra parte es admirable llevar la cuenta del número de video llamadas (fíjense, repito, en el detalle, video). Seguro que tenía tarifa plana. No sabemos más ni colores, ni copa, ni marcas, ni nada. No estamos bien informados.


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