jueves, 27 de noviembre de 2025

En misa y repicando

 

No conozco al général Fabien Mandon, francés, se escribe sin acento en la "o". Lo dicho, lo que ha dicho a los alcaldes franceses, llama la atención hoy. Creo tiene razón, no es nuevo, pero no se dice. Es más por decirlo no se como le calificaran muchos, aquí sonaría a don Jaime Milans del Bosch. En el fondo es sólo coherencia y otras cosas, porque por todo hay que pagar un precio. "Si así lo hacéis la patria os lo agradecerá y premiara y si no mereceréis  su desprecio y su castigo como indignos hijos de ella". Me parece que esas eran las palabras en 1971. Mandon simplemente dice que hay cosas que hay que hacerlas y alguien tiene que hacerlas. Probablemente se sufre, duele, sientes miedo, no te gusta en absoluto, pero no queda otra y por lo menos te ríes que nunca estas solo. Y si estuvieses solo pues de algo hay que morir.

No se puede estar en misa y repicando. Me he acordado, no he podido evitarlo, de Henri de Bentégeat, colega de Mandon, aunque en el Ejército de Tierra, con el cual trabaje unos años, a unos metros de su despacho. Bueno la palabra no es trabajé, puedo decir que estuve allí, con la boca abierta todos los días, puedo dar testimonio. Nunca he conocido a nadie como él en el estamento de la milicia. Algún británico, pero no como él. Me hubiese gustado conocerle antes, aprender antes, imitarle, copiarle sin pudor. Fumaba en pipa en su despacho, siempre preguntaba si se lo permitías, no a mi, abría directamente la ventana en aquel frío centroeuropeo, nadie es perfecto. Gustaba mucho de África donde había estado en varios fregados porque Francia se ha pegado en África. Sé, lo he comprobado, lo he visto, que monsieur Chirac le apreciaba mucho. No me extraña. Era muy francés, del sur de Francia, muy inteligente, muy educado, tranquilo muy culto, yo creo que valiente y probablemente con suerte.  Me recordaba a Fernandel, con estilo. 

Todo era natural en él, pasaba desapercibido y estaba allí. Hacía sentirse a gusto a los demás, en cualquier situación, sin intentar imponerse, con naturalidad. sabía ver lo posible lo imposible lo principal lo accesorio y todo con naturalidad, clase, sin forzar. Le gustaba mucho leer, tenía un gran sentido del humor. Siempre me dió la sensación de no estar a su altura aunque él intentaba que me sintiese a gusto. N'est-ce pas Fernando?.

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