sábado, 9 de abril de 2016

De vuelta en Los Madriles. Coliseo romano XVII.

Un día hermoso de primavera, las 4 pm, y de regreso a Chamartín, mozitas madrileñas o no había en el estadio, aunque ahora llevan camisetas de sus ídolos. 
Se aparca la decepción política, los problemas cotidianos y se acude al circo com espectáculo, el mismo de siempre con más marketing y mirando de reojo a China.
Ya han anunciado lo de las rotaciones, supongo que por necesidad, que levantan la duda de la forma física porque en lo del estado mental no quiero involucrarme, sobre todo en lo referente a neuronas permanentes.
El rival es el Éibar, equipo que llaman modesto porque los que no lo son van de soberbios, en el sentido bíblico. Es el Éibar un equipo del país vasco que siempre conserva el objetivo de mantenerse, y lo consigue a base de pelear, concentrarse, cometer pocos fallos y con algún jugador de calidad que otro. Su entrenador les pide que lo den todo...como todos.
El rival es parte fundamental en este juego.
Y salieron un poco despistados, oye tú los del País Vasco, en su sistema defensivo; en el aspecto atacante nulos. 
El Madrid, incluso con Arbeloa por la banda izquierda, fue muy eficaz en sus ataques, y los remates de los cuatro goles del primer tiempo llegaron nítidos ante la impotencia del guardameta y la desesperación del entrenador
Poca historia, ninguna consecuencia. 
Mucho canterano que gusta tanto anunciar a los especialistas, como si se jugase o no en función de dicho adjetivo, y poco Éibar.
No fue antesala ni ensayo de nada, se ganó y punto. Marcó James de falta, buen golpeo (por el lado del portero), Jesé, Lucas y CR7. Me gustó todo lo que hizo Kiko Casilla, buen portero.
Lo de la remontada es otro día, otro oponente, otra competición, muchos otros jugadores y no se yo como estarán las piernas y la mente de los que salgan. 
No será porque no hayan descansado.

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