Me puse frente al aparato tonto a ver el At. Madrid- FC Barcelona, partido que merecía "profesionalmente" que me concentrase y observase a posibles adversarios y aspirantes a títulos.
No les sigo. Esta temporada sólo he visto sus partidos contra el Madrid.
Leo lo que pregonan los expertos y me enfrento, bajo el azote de los comentaristas, a la realidad de ese campo ruidoso, excesivamente vociferante ante la orquestación de su técnico, no hermoso ni de buena visión; un entrenador gesticulante, competitivo y unos aficionados que pitan todo lo que no les favorece. Los jugadores se escurrían demasiado.
Esto del fútbol es extraño porque no me encontré lo que me esperaba, sobre todo por parte de ese equipo visitante tan aclamado, desconocido en casi todo lo que proponía, patético como el Madrid en Alemania hace dos semanas ¿Qué les pasa?
En el primero tiempo no reconocía al FC Barcelona, perdido, despistado, impotente. Sus Messi, Suárez y Neymar desaparecidos; Iniesta intentándolo todo, Busquets descontrolado, Mascherano mirando a su alrededor; casi todos sin posición.
Al contrario los locales en su línea habitual, bien colocados, muy atentos, a la espera, solidarios y sabiendo lo que pretendían hacer, con un buen sistema defensivo y poca pólvora, sin embargo Griezmann marca un buen gol en un pase de Sául con el exterior. Y se van clasificados, al descanso.
La segunda parte parecida con el pesado y lento dominio de los del nordeste, sus desconocidas figuras y los locales agotándose.
Al final, el árbitro Rizzoli es un discípulo del Vaticano, las imágenes de lo que pasa y donde pasa están ahí.
El comentarista Valdano intenta ser "witty", pero parece que se ha olvidado que es el fútbol y que conviene decir la verdad y dejarse de eufemismos.
Justo semifinalista el Atlético de Madrid, el 2-0 lo corrobora, mucho mejor equipo que el FC Barcelona ayer.
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