jueves, 21 de abril de 2016

¿España ingobernable o políticos inútiles?

De todo un poco, como en botica. España siempre fue complicadilla y los políticos casi nunca dan la talla.
Se nos ha ido Prince y no se si debería escribir sobre él, porque para muchos era un genio, pero como ya ha hablado Mr.Obama me abstengo.
Se homenajea a Cervantes, don Miguel, en Las Cortes; todo el mundo se apunta y me pregunto cuántos han leído a este gran escritor y observador. Eso si le citan los políticos como el más grande del mundo mundial y rápido mencionan a Shakespeare, por si se enfada alguien; patético, parece que hablan de Messi y CR7.
Huele a campaña electoral. Empiezan con las cuentas y los reproches; números para ver como puedo sacar más diputados con siglas diferentes, coaliciones u otros productos; quejas porque han sido los "otros" los incapaces de llegar a un acuerdo para formar gobierno.
Intentan vender a la gente, al votante, la milonga. Los adictos a uno u otro partido aceptan todo, hasta pulpo como animal de compañía y las frases de sus líderes como axiomas de verdad.
¿Cual es la maldita verdad?
Hay mucho de ambición personal, egos e intenciones ocultas. 
Teóricamente son partidos de derechas, centro o izquierdas que respetan la Ley y se dicen demócratas. Deberían encontrarse.
No es creíble que no alcancen un acuerdo por unas cifras, presupuesto o lo que llaman política económica en un mundo globalizado, con la deuda existente y la Desunión Europea, BCE (o Alemania si lo desean) vigilante. Tampoco por ideas porque si se analizan seriamente no son ideas.
Los partidos (sus irresponsables) PP, PSOE y C's que no han sido capaces de dejarse de tonterías y aportar sentido de estado al tema, aparentemente quieren que España como nación, lo siga siendo. Digo aparentemente porque el candidato del PSOE no es tan rotundo como su colega de Andalucía y juega en la ambigüedad, de puertas para afuera, al menos.
El referéndum en Cataluña es el meollo de la cuestión. No cabe duda que Podemos, junto a los partidos independentistas, lo marca como objetivo ideológico, amparados en la frase lapidaria de "que decida el pueblo", al parecer como en Venezuela. 
España no es sólo este asunto; el hecho de que una comunidad (todo lo histórica que se quiera, luego hasta mi pueblo lo pediría) decida el futuro respecto a la otra comunidad, donde se ha ubicado tantos siglos, porque a un porcentaje muy pequeño (comparado con el total de españoles) de sus habitantes, se le antoje, no es el procedimiento adecuado.
Tenemos similares problemas a cualquier nación de nuestro entorno; sin embargo lo que nos separa es una absurda distorsión del pasado, en un mundo distinto, sin visión de futuro.

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