martes, 12 de julio de 2016

El trilema en la política española

Los deberes, derechos, responsabilidades, obligaciones, y mucho más, todo se usa en política.
El sentido de Estado, la fidelidad al votante, el culto a las ideas, la justicia,  y mucho más se utiliza en política. 
Sin embargo a mi me da que la mayoría de esos individuos/elementos descatalogados, llamados políticos, lo que priorizan es el mantenimiento de su puesto de trabajo.
¿Cuántos han leído La lógica de Aristóteles, de Hegel?  ¿A alguno le interesa?
Si tuviésemos un premio de oro (todo tiene que ser de oro), una copa, un trofeo al político del año, lo más fácil de puntuar sería la incoherencia. No es que sean incoherentes entre lo que escupen en campaña y la retórica a la hora de formar pactos, es que están llenos de contradicciones y además las venden, y además el pueblo traga. Y le pone nombres al asunto.
Lo último es que hay que no apoyar el intento de investidura del presidente en funciones, hay que evitar otras elecciones y no hay que presentarse como candidato, porque ya se ha fracasado una vez y ahora se han perdido votos y escaños.
¿Cual es la lógica?
La de un partido o parte de sus miembros a nivel del órgano decisorio. 
Se trata al parecer de un trilema, que hay en cualquier disciplina y va más allá de un dilema. Ya muchas veces nos movemos en las turbulentas aguas de los dilemas y no sabemos si lo mejor es echar una moneda al aire. Para los trilemas no es suficiente con una moneda. Podríamos echar más bien una cana al aire como el rey David y su afán de pecar con Betsabé, esposa de su general Urias.
Siempre pensé que David se debatía entre "echar o no echar un polvo a Betsabé" pero ciertamente era un trilema.
1. Quiero a Betsabé
2. Urias es su legítimo esposo.
3. ¿Que pensará mi Dios?
De pronto lo resolvió. Soy el rey, vencedor de Goliath, no hay nada que se me resista y tiró el arpa.

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