La cubre del G-7, o todos contra Trump, en apariencia, me ha hecho reflexionar en mi búsqueda de lo que hay siempre detrás de las decisiones en política y, si hay algo, es el dinero. Incluso cuando hubo ideologías, el dinero jugaba sus bazas, hasta lo llamaban economía en cualquier explicación, por aquello de cambiar los nombres y despistar un poco. Canada se enfadará e intentará llegar a un acuerdo y los demás se pondrán como Merkel en la foto, cuando parece que presiona al presidente de los US, que ahí sigue. Son señales equívocas o no. Hay mucho de populismo, marketing y cámara en todos.
En su primera intervención la ministra de Política Territorial ya ha mandado las primeras señales sobre la solución para el problema de Cataluña, son preocupantes.
Mientras en Las Ventas del Espíritu Santo, la plaza de toros de Madrid, espectáculo y arte prohibido en algunas lugares de España, el presidente concede un rabo, en rejones, y envía señales. El rejoneador ya había conseguido dos orejas antes, merecidas. Al final( quizá la presión del público de rejones que es diferente) concedió el rabo. Ya saben el último a un torero en esta plaza lo que provocó. Contacto con un amigo que va a todas las corridas de la Feria de San Isidro. Me responde, :" rejones, vergonzoso, un circo". He ido a sus abonos en ocasiones, conozco el percal, entiendo lo que quiere decir.
Aquí el problema son las señales, el talante. Claro que no estoy diciendo que el presidente de la corrida- cuya personalidad y saber hacer ignoro- no cumpliese con su obligación, nos ha remontado a 1972 con Palomo Linares. El público- ay el público!- lo pidió con fuerza, son los que pagan, los que van a una corrida de rejones. El presidente tiene su autoridad y otros muchos han sido presionados en esa plaza por el público y ha aguantado. Pero en estos tiempos parece que cedes y el talante pone el sentido común.
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