sábado, 27 de octubre de 2018

Hipocresía, petróleo, negocios.

Ya saben ustedes que el señor Jamal Khashoggi, periodista ha sido probablemente asesinado en el consulado de Arabia Saudí, en Estambul. 
Hubo un tiempo que otro, creo que se escribía igual, Khashoggi, hombre rico, traficante de armas, paseaba su palmito por las Españas, el Hola" le exhibía y Marbella recogía sus propinas. Andalucia siempre ha gustado a la gente del Golfo Pérsico.
Los que han cometido el asesinato/tortura/desaparición del cadáver, puede que sean personas próximas al príncipe heredero del reino Saudí, desde luego bastante torpes en esto de cargarse a gente sin que se enteren sus enemigos. No se si habrá justicia humana que resuelva el crimen. Al mismo tiempo está el negocio de armas y España (detrás de USA, UK y Francia) ocupa la cuarta posición en exportar armas a los poderosos (por el petróleo obviamente) árabes y pretende construir buques de guerra. Entonces sólo entonces se empieza a debatir y llega al Congreso ¿Es ético vender armas a Arabia Saudí en estas circunstancias? ¿Es ético alguna vez? Y los supuestos políticos se ponen a discutir, se menciona la tiranía, los derechos humanos, las mujeres, se mezcla en la cocktelera.
Los supuestos periodistas a escribir/hablar, y se habla de Yemen, del sufrimiento de la población y de pronto los Saudís son los malos otra vez. Nadie menciona la religión sunita o shiita, nadie menciona a Irán ( o su régimen), nadie menciona a Israel. Da la impresión que unos buques, que poco harán en esos escenarios, son la piedra angular del comercio de armas. Incluso se pretende dar lecciones a USA sobre como manejar asuntos en esa zona vital, que llevan casi un siglo intentando controlar, con poco éxito. El mundo musulmán, una religión convertida en ideología política y forma de gobierno tiene sus virtudes, capacidades y defectos, el más relevante es que entre ellos se odian más que lo que deben odiar al infiel según sus mandamientos. No es una religión/política de paz y amor y buscan sus armas, las pagan y a veces las usan contra los que consideran sus enemigos que pueden ser de su misma religión o no.
Hay un partido de fútbol mañana, Dios mediante, y los del Madrid, al menos yo, pensamos que todo puede pasar, pero que comprendemos a las casas de apuestas

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