Llega otro de esos puentes, la Hispanidad, El Pilar, dejo mi pueblo camino del Norte con buen tiempo, en la capital es el desfile de las Fuerzas Armadas, recepciones y homenajes de lo obvio, amenaza lluvia y las aeronaves se verán con razones para no despegar, una pena.
Hacia tiempo, mucho, que no cogía un atasco de esos. Ahora tenemos google y medios para esquivarlos mejor, pero te atrapan, mucha gente, mucho coche, haciendo lo mismo al mismo tiempo. Llegar a Burgos cuesta demasiado. Su catedral se muestra tal y como es, entre el Cid y su rey haciéndole jurar y arrodillándose luego. El sol calentaba y las morcillas y otras exquisiteces de la zona te adormecían.
Todo pasa deprisa. Te llegan noticias del presidente, y señora, despistado en la recepción del palacio real, culpan a protocolo de la Casa, nadie se lo cree mucho. Allí no está El Cid para arreglarlo.
Ancha es Castilla y ancha la veo.
Legan las montañas de los Cántabros y todo se parece a la pérfida Albión con hermosos sol. Doy gracias a los Romanos, el pueblo más capaz e inteligente que ha pisado este planeta. Donde iban buscaban agua, para beber, bañarse y para hacer crecer cepas de vino. En la Ribera del Duero acertaron y en Solares, muy cerca de Santander. Allí me paso tiempo en su balneario, tomando las aguas, a tope de gente, y jugando a las cartas que es algo de otro siglo.
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