domingo, 14 de octubre de 2018

La Ribera del Duero y los Romanos.

Llega otro de esos puentes, la Hispanidad, El Pilar, dejo mi pueblo camino del Norte con buen tiempo, en la capital es el desfile de las Fuerzas Armadas, recepciones y homenajes de lo obvio, amenaza lluvia y las aeronaves se verán con razones para no despegar, una pena. 
Hacia tiempo, mucho, que no cogía un atasco de esos. Ahora tenemos google y medios para esquivarlos mejor, pero te atrapan, mucha gente, mucho coche, haciendo lo mismo al mismo tiempo. Llegar a Burgos cuesta demasiado. Su catedral se muestra tal y como es, entre el Cid y su rey haciéndole jurar y arrodillándose luego. El sol calentaba y las morcillas y otras exquisiteces de la zona te adormecían.
Todo pasa deprisa. Te llegan noticias del presidente, y señora, despistado en la recepción del palacio real, culpan a protocolo de la Casa, nadie se lo cree mucho. Allí no está El Cid para arreglarlo.
Ancha es Castilla y ancha la veo.
Legan las montañas de los Cántabros y todo se parece a la pérfida Albión con hermosos sol. Doy gracias a los Romanos, el pueblo más capaz e inteligente que ha pisado este planeta. Donde iban buscaban agua, para beber, bañarse y para hacer crecer cepas de vino. En la Ribera del Duero acertaron y en Solares, muy cerca de Santander. Allí me paso tiempo en su balneario, tomando las aguas, a tope de gente, y jugando a las cartas que es algo de otro siglo.

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