miércoles, 22 de enero de 2014

La marca España en Ucrania.

Esta república independiente llamada Ucranía supongo que tendrá una marca, si no la tiene, lo que si tiene es un grave problema. Y en medio de ese grave problema también se intentará vender la marca España en Ucrania ¿Por qué no? y ¿qué pensarán los ucranianos de la marca España?
Ucrania, antiguo territorio de esa Unión Soviética de 1917 a 1989, no se pone de acuerdo. Unos van, o vuelven, en dirección a Moscú y otros quieren eso que se llama Unión Europea (UE). Los partidarios del gran oso ruso se ven apoyados firmemente por Putin, que además ayuda de todas las formas posibles al gobierno actual, desde luego de forma mucho más clara que la UE que como casi siempre en estos temas se limita  a reuniones, notas, viajes y toda la parafernalia que encabeza la Alta Representante, porque en realidad no hay unidad de criterios ni voluntad política ni capacidades para respaldar decisiones, cuantos menos, incómodas.
Es un país dividido, desde su última independencia y de complicada solución. Conozco Kiev y Ucrania pero eran otros tiempos. Ahora no sé lo que la marca España les dirá, no sé como se recibirán las noticias de nuestro país, supongo que los asuntos de corrupción serán primera página. Los implicados a niveles altos, de familias y grupos privilegiados, mostrarán su imagen una y otra vez, las fotos repetidas que se sirven de desayuno, comida, merienda y cena. Aparecerá el canal de Panamá, el referendum que se pretende montar en Cataluña (esto les servirá de consuelo y justificación de que no son los únicos con ese comportamiento en Europa), el fichaje de un futbolista por cifras para todos los gustos y el record europeo en números de personas que sufren el desempleo.
Añorarán nuestras temperaturas y pensarán que por eso hay más de sesenta millones de turistas  que buscan comer, beber, tostarse y contar cuando vuelvan que los españoles somos todos toreros y flamencos. Al final dirán la marca España de toda la vida y se tomarán otro vodka por la marca Ucranía.
No se me enfaden.

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