jueves, 2 de enero de 2014

Un nuevo año.

Es solamente un símbolo lo del año nuevo y una fecha final en el calendario. Se toman las uvas en España y en otros lugares se hacen otras cosas. Según el clima, verano o invierno, se disfruta en la playa o rodeados de nieve. Hay gente que llega cansada a este último día, con el estómago abarrotado de excesos y otros que han pasado mucho frío y no tienen nada que llevarse a la boca. Son todavía días de ilusión para los cristianos, practiquen o no el cristianismo y días finales de sueños para los niños que esperan con ilusión a los Reyes Magos. 
Unos reyes antiguos que no se sabe bien si lo eran y que tampoco hacían milagros, pero durante los primeros años de los niños que creen en ellos, no existe mayor ilusión que tratar de sorprender a Melchor, Gaspar o Baltasar entrando por una ventana o balcón con camello y todos los juguetes. No hay nada más traumático que descubrir la realidad de los Reyes Magos. Y es que todos necesitamos un poquito de magia en nuestras vidas.
Luego el día uno de Enero y los siguientes la vida continúa. Los periódicos dicen las mismas cosas, no se ha producido el milagro de las ideas, ni el de la cultura, ni  el sentido común reina. Son famosos los de siempre, se atisba una luz de esperanza porque alguien dice algo que tiene sentido en medio de la resaca y el exceso.
En los hospitales sigue habiendo enfermos, la gente sigue padeciendo hambre, los niños con enfermedades incurables siguen junto a sus seres que les quieren y cuidan, los únicos que sufren de verdad. Muchos seres humanos se detrozan en espirales demoníacas sin poder acabar con sus fantasmas. Ahora te felicitas por email u otro medio electrónico, pero no hay nada como la paz interior de  aquellos que no tienen nada y lo tienen todo. Aquellos privilegiados que han entendido que todo esto que vemos es una alucinación, que lo auténtico es ese mundo de los Reyes Magos que un día algún gracioso te echa abajo diciendote la verdad.

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