jueves, 18 de julio de 2013

Convivir con la soledad

¿Es la depresión el mal de nuestro tiempo?
Seguramente siempre se ha deprimido el personal. El tiempo, el factor que nos hace realmente humanos, se vuelve contra nosotros y nos vemos rodeados de seres deprimidos. Ahora se vive más tiempo, no se sabe si mejor; pero el instinto natural empuja a no morirse, aunque se hayan rendido. A mi edad no puedo pensar con claridad en esas circunstancias, mi composición química no se ha deteriorado todavía, comparto la plenitud, sin saber su alcance.
Nos atosigan con advertencias. Los países de la dieta mediterránea, tan sana, viven más y sin embargo, no habrá dinero para pagar pensiones. Cada vez anuncian que viviremos más años, que la calidad de vida será mejor, que las enfermedades se curarán; aunque aparezcan otras. La medicina genética tiene campos de ciencia-ficción inimaginables. Luchar contra la muerte o prolongar la vida descubre una nueva problemática. No importa, el ser humano seguirá deprimiéndose si no acierta a enfrentarse a su realidad.
La mayoría piensan en eso de jubilarse; el sueño de dar un pelotazo como el Dioni, de trincar una primitiva; del fichaje del año que te solucione la vida. La solución de la vida se refiere a la tranquilidad económica. Retirarse cuanto antes, no dar un palo al agua y sin embargo lamentamos tristemente la ausencia de un trabajo digno. No somos coherentes.
Por la calle te cruzas con ancianos, afortunados, acompañados por alguien, normalmente de otro país, que les sacan a pasear. En muchos la mirada está perdida, enfocada a una distancia que probablemente no enfocan bien. Indefensos, dependientes y clamando por ayuda.
En los autobuses hay gente mayor que corre y disputa por un asiento, como si le perteneciese ese en particular; hay otros que a lo mejor están peor físicamente y permanecen de pié, no luchan.
Los hay que mantienen un buen sentido del humor, si son hombres incluso pueden ser viejos verdes que todavía se conmueven ante el contorneo de una mujer bonita o de un hombre con un trasero aceptable. Las mujeres se conmuven por otras cosas.
Los hay, abundan, los que en esa segunda inocencia de Antonio Machado, les da por no creer en nada, en NADA.
Algunos se ríen de ellos mismos y disfrutan que los más jóvenes, como dicen, tengan su momento y vivan su vida. La vida es corta, pero lo suficientemente larga para hacer de ella algo bueno

Eso que dice el coronel Aureliano Buendia de que la vejez no es más que un pacto con la soledad, puede que sea verdad. Y pactar es una buena política.

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