viernes, 21 de abril de 2023

Aquellos chalados.

 

 

Modelo ME -262 un Messersmichtt del final de WWII. Siempre me he sentido atraido por el mundo de la aviación, algo un poco antinatura como la mar en realidad, el ser humano se siente mas seguro sobre la tierra, pisando tierra firme, lo de volar es para las aves lo de la mar para los peces. Supongo que el chaval que se siente fascinado por lo que se siente en el aire, sigue pensando lo mismo, ahora bien las condiciones, aparatos, entorno, son muy distintos. A mi me atraían los pilotos, de películas o tebeos; luego tuve la suerte de conocer alguno y aquellos que me gustaban tenían una característica común: la seguridad de saber lo que se traían entre manos. Ninguno ignoraba que había más posibilidades de tener un accidente o que este podía ser fatal, pero los pilotos se comportaban con naturalidad, alguno diría que altanería, chulería, cierto comportamiento de estrella de cine que además gustaba a las chicas. como en las películas; el piloto era simpático, valiente, generoso, desinteresado (excepto de si mismo), hasta eran guapos. Hubo un momento que ser piloto de líneas aéreas era como en la película de Spielberg con Di Caprio, El escuadrón de exhibición de la US Navy, the Blue Angels, que conocí, presumía de beber más que nadie después de sus  exhibiciones, algo que seguro ha quedado en la estricta intimidad. No somos pájaros, ni taxistas del aire, a volar joven.

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