Ante el fallecimiento de Sánchez Dragó, lector/escritor/disfrutador, dudo si comentar o no comentar; leí una de sus obras, el resto artículos, comentarios, muchos aspectos de su vida que llamaban la atención, su personalidad, las opiniones de otros, seguramente no pasaba desapercibido; en otros tiempos, no tan lejanos, su vida hubiese corrido de boca en boca, se hubiese convertido en historias, rumores, quizá envidias o leyenda vaya usted a saber. Eso de que le gustaría que todas su ex mujeres fuesen a su funeral es egocéntrico pero tiene su qué se yo. No se como ha fallecido, un poco como mi padre que lo hizo durmiendo su siesta; a a las 6 me llamó mi madre, me dijo que fuese que papá había muerto; a mi, sólo se me ocurrió preguntar a mi sabia madre: ¿ estás segura?. Llegué y en efecto mi padre parecía dormido, no muerto, para la eternidad. Cuando te preguntaban cómo había muerto, lo contaba y siempre decían ¡qué suerte!. Todos morimos de una forma u otra y hacerlo en el sueño parece lo ideal. Si encima has llevado una vida haciendo, más o menos, lo que te ha apetecido te debes convertir en la envidia de los que aquí se quedan.
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