viernes, 14 de abril de 2023

Mȯviles y abuelitos.

 

¿Puede que alguna vez viviésemos sin iphones o similares? Los móviles son nuestra vida, buena o no tanto.Conozco una fuguilla de 18 meses tan rápida como Vini Jr. que sabe que guardo el iphone en el bolsillo derecho de los vaqueros, me persigue sólo por esta razón misteriosa.  Recuerdo que se acercaban los 25 años de paz sin la matraca de la memoria de ahora, estrenaron La Gran Familia, presunta propaganda del régimen. A mi me hubiese gustado ser Críspulo que sobre todo dominaba el mundo de los petardos, 1962 y el actor se acomodaba a mi edad. La verdad es que la casa, llena de habitaciones, con insuficientes cuartos de baño, tenía un portero magnífico que perseguía y consentía las trastadas del señorito Críspulo con todo respeto. Nosotros también veraneamos en su inauguración en Tarragona, residencia de Educación y Descanso creo se llamaba; recuerdo los cacaolats, pan con supongo mantequilla y mermelada y algunos mosquitos que a mi me breaban. Me encantaba ver tanta gente en una casa; en el hogar de mis padres convivíamos tres adultos, cuatro niños y un can pastor alemán, una reina, inteligente y limpia que como anticipó mi santa madre requería sus cuidados, era casi como Naná el San Bernardo de Peter Pan. Y no había móviles ¿ cuantos habría en la película de la Gran Familia hoy  ? De aquellos actores yo me quedó con don José Isbert, al cual sus amigos llamarón Pepe, el abuelo me daba mucha pena cuando se perdía  Chencho en La Plaza Mayor. Todo seguramente provocado por el grito dramático del alcalde de la fuente con el chorrito en Bienvenido Mr Marshall o porque yo nunca conocí a mis abuelos, quizá mis traumas se basan en esas ausencias, vaya usted a saber.


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