viernes, 28 de abril de 2023

Ligerito.

 

Qué todo el mundo guarde silencio, por favor, estamos ante su majestad el toro. Como dice De Paula el toro de la península Ibérica, de España y Portugal por si no lo sabemos o se nos olvida, la verdadera estrella. Tengo una especial relación, un sentimiento, como si se tratase de la pureza de un niño/niña o el cariño de un amigo, algo de mucha humanidad, nobleza, inocencia. No soy torero por falta de cualidades, capacidades, valor y muchas cosas más de una lista interminable, y no soy toro porque teóricamente soy humano. Sin embargo he visto a Ligerito comportarse, en imágenes televisivas, y me gustaría que los humanos nos comportásemos igual, salvando las distancias; menuda nobleza, como ha aguantado, como ha contribuido, algo fundamental, como lo ha entendido el torero, todo de principio a fin. Quizá debería haber sido indultado, especialistas tiene la Iglesia. Al final, como ha muerto, el maestro le ha dado unos pases ya con la espada clavada en lo más alto y  en su estertor último ha doblado como un toro bravo, como lo que era. Desde luego si todos los enemigos que tiene este arte, llenos de inteligencia, cultura, comprensión y humanidad, si no se convierten o empiezan a ver algo, después de observar a este animal vivir en la plaza y morir, es que esto no tiene remedio. La belleza de la bestia la han visto los que han toreado, soñado en estas cosas los que han estado cerca, los que han visto a un animal así moverse.

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