lunes, 9 de noviembre de 2015

Desconexión.

No se trata de un enfermo en un hospital, no es un debate sobre la eutanasia ¿O si?
En el día de ayer ocurrió lo que ocurrió en el Parlament de Cataluña y ahora hay que esperar la reacción de un desafío ilegal. 
Ni me sorprende la votación, ya muy cantada, ni las declaraciones de los principales protagonistas; lo que me resulta aleccionador es lo que no se dice. 
Un tema tan trascendente, lleva incluso a sacar los sucesos de 1931 y 1934, aunque las circunstancias y el entorno fuesen muy diferentes entonces, el objetivo no tanto.
Supongo que cierta gente que habrá asistido al debate parlamentario enterito encantada o como si fuese un soap show, yo no lo soporto honestamente, si los hermanos Marx no entran en el reparto. 
Los "highligths" de los medios dependen de la intención de los medios, pero me llama la atención la pérdida del foco. Ya en los convulsivos años 30 se hablaba de la república como la solución a todos los males y se vuelve a utilizar el argumento. Lo curioso es que no se de qué república hablan; si de la de Solon,  la de ser salvada por el divino César o la de Marco Aurelio; si hablan de los USA o de la Francia de Montesquieu. Al final no creo que hablen de un sistema de gobierno sino de unos intereses particulares, porque lo que nunca se menciona, la otra gran ausencia, el imperio de la Ley.
Cuando oigo hablar, frente a un micrófono, a la mayoría de esos "líderes" que arrastran a los ciudadanos de Cataluña me asombra el poco nivel que exigimos a los políticos y no es que a nivel nacional sea mucho más alto, pero aquí se está hablando de independencia y ellos son los actores; los que tendrían estatuas y monolitos, los de loas y poemas. 
Esas personas que vemos diciendo incongruencias, repitiendo consignas y mirando a su interés particular en una huida de la justicia y de la Ley pretenden ser los heroes desenmascarados de una mascarada sin carnaval.

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