martes, 5 de diciembre de 2023

El peligro del desequilibrio.

Se celebró el día de la Constitución que es festivo, nos gustan mucho los festivos, es la del 78, pero ese no es el problema. No deja de ser una ley que se puede cambiar si nos ponemos de acuerdo, la cuestión son los principios. Ahora dicen que los jóvenes ,que no se muy bien que abarca el término, pasan de esa ley, tampoco se que quiere decir. En muchos aspectos, múltiples ocasiones, me parece que se habla de extraterrestres que de pronto aparecen en las Españas, sin antecedentes sin Historia. Ese tampoco es el problema. El verdadero problema es que unos y otros tienen sus objetivos y el resto les importa un pimiento, normalmente objetivos primarios camuflados y manipulados. Tampoco es ese el problema siempre fue así. El verdadero problema es que más o menos las reglas del juego son las de un sistema democrático con una separación de poderes ejecutivo, legislativo y judicial, y consiste en lograr un equilibrio entre los tres para resolver los diferentes asuntos de los ciudadanos. Si recurrimos a vericuetos, palabrería, recursos para disfrazar la pretendida separación de poderes estamos engañando sea cual sea la constitución. Eso se llama demagogia. Degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder, aunque implica lograr los objetivos propios.

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