Plantar tiene acepciones varias según la RAE, hay una que viene a significar que dejas de hacer algo, como no acudir a tu boda. Una espantá. En esta ocasión es un matador de reses bravas, el personal, el respetable, se queda extrañado, cotillea y en el fondo le importa un rábano que un torero se dé a la fuga. ¿ Quién no ha salido corriendo delante de un morlaco? Recuerdo un verano en El Escorial, los Vitorinos de entonces pastaban, te acercabas a muchas millas y de pronto el jefe alzaba la cabeza y te plantaba ...a muchas millas. Pasar por la vicaría, el altar, casarse es un decisión muy sería. Ya se que todos se lo toman en serio , o son muy serios, nadie conoce a nadie, que incluso se vuelven a casar por la iglesia católico consiguiendo anulaciones que teóricamente no parecen muy posibles y vuelven a casarse, hoy en día hace tiempo, no hace falta lo de pasar por la vicaría. Allá cada uno, reconozco que no soy de bodas y quizá por eso entiendo al torero que se ha rajado muy al final. Podrán argumentar que se lo tenía que haber pensado antes más ¡voto a bríos! mejor tarde que nunca. Además al no haber hijos de por medio todo es menos traumático. Todos los que nos hemos casado sabemos lo que se pasa. Yo en mi caso me parecía un crimen que alguien se casase conmigo, no me lo creía, y pensaba en la cantidad de hispanos u otras nacionalidades que podrían ofrecer algo mejor que lo de la religión de hombres honrados de Calderón, a la víctima. No tengo los whastApps de entonces, quedan los recuerdos, gestos, como los toreros. Ya antes del paseillo dicen ellos ¡ qué Dios reparta suerte!
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