En la vida cotidiana de la gran ciudad no nos topamos con momentos desafiantes, esos momentos son excepcionales.
Vivimos, en general, en un mundo seguro o más seguro que en el pasado. Eso no quita que no sucedan hechos peligrosos, que haya un pederasta acechando a sus víctimas, las más inocentes, como un animal a sus presas. La diferencia consiste en que un león o un tigre atacan, si atacan, por una razón clara, no por capricho.
¿Qué hacer delante de un león?
Lo primero es rezar porque no tenga hambre. Si es así, si su panza está llena, sólo hay que demostrar presencia, no moverse, no hacer nada y dejarle que vaya a lo suyo que normalmente será echarse una siesta a la sombra
¿Qué hacer ante un pederasta si eres un niño o niña? y ¿Qué hacer luego con el pederasta? ¿Le quedará a ese niño/a algo de por vida?
La mente humana es muy diferente a la de los grandes gatos y está llena de incidencias, temores, influencias, traumas que hacen que entre los seres humanos convivan los monstruos más temibles. Y estos monstruos sobreviven en medio de sus actos, a veces favorecidos por la actitud de sus vecinos o sus enemigos y se benefician de sus acciones
La llamada coalición internacional contra el ISIS, que fundamentalmente son los USA, bombardea e intenta que pensemos que los países musulmanes cooperan incluso con mujeres, mandando fotos de una de ellas en una avión en tierra no sabes cuando. Hay que largar el mensaje de que no son bombas contra el Islam.
Sin embargo lo de atacar en Siria a los enemigos del presidente Assad sin ayudar a este, que es musulmán también, resulta complicado de entender. Por que la mente humana es demasiado complicada, no es la de un felino salvaje, está llena de recovecos.
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