Stephen Hawking habla, se expresa a través de ese mecanismo increíble y es escuchado. Es lógico, hay varias razones para ello.
La primera es su gran mente, su preparación, sus conocimientos científicos, equivale por lo menos a que Isaac Newton nos hubiese visitado en su siglo.
La segunda es su honestidad, su capacidad demostrada de seguir vivo, de luchar, es todo un ejemplo de superación.
Y claro habla del origen del universo y como cualquier persona, más si es inteligente, se pregunta ¿De dónde viene esto? ¿Qué hago yo aquí? ¿A dónde iré?
Y descubre con su magnífica inteligencia las respuestas de la ciencia y de pronto llega la idea de Dios y ahí todo se complica, porque realmente no creo que Dios se pueda explicar con palabras. Se puede dar una buena explicación, pero una explicación convincente, definitiva..., no lo creo.
¿Significa eso que no existe? Tampoco. Lo que si significa es que Dios es una cuestión de fe, de creer o no creer, de sentir, inexplicable.
Explicable es que Nicolás Sarkozy intente recuperar el poder que probablemente tanto le gusta y es que ve al gobierno de Francia débil, al presidente de la república atrincherado y al Frente Nacional amenazante, y sin ser dios se dice ¿Por qué no? o mejor... Pourquoi pas?
Lo importante será la reacción de un electorado al cual alguna vez, este hombre bajito, dinámico, listo y ambicioso, atrajo.
Y ahí seguimos, sin explicarnos como la mayoría de los políticos al más alto nivel siguen ahí. No se si Mas y Junqueras pasarán a la historia por dignos motivos, pero dada su categoría, me resulta difícil de entender, es como si yo hubiese llegado a ser el máximo goleador de la Champions y eso que en el cole, no jugaba mal. Cada uno en su sitio.
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