viernes, 5 de septiembre de 2014

Las musas dormidas.

No todos los días llega la inspiración y cuando recurro a los medios de comunicación, a lo que es noticia, encuentro temas reiterativos, repetitivos en el fondo y la forma, quizás hasta cansinos.
La situación económica, la corrupción, los conflictos, las risas y los dramas, el medioambiente, las energías alternativas, y muchas cuestiones más, continúan vagando entre las páginas electrónicas o impresas. Aparecen los accidentes, las muertes inútiles, las enfermedades, el asesino buscado, el nacimiento en alegría y esperanza y la muerte como sorpresa. 
Me gustaría que alguno de esos sabios que en este mundo han sido, que vivieron otras épocas ya lejanas, reapareciesen en una máquina del tiempo y fuesen entrevistados en un medio, a ver que decían.
Me temo que no pararían de hacer preguntas, ellos serían los entrevistadores. Los sueños que tuvo Leonardo, el pensamiento de Aristóteles, las ambiciones de Julio César, el amor de Pablo de Tarso, las ambiciones de Mahoma, el  resultado de sus influencias ¿Lo asimilarían con naturalidad o asombro? 
Si de verdad eran sabios no se extrañarían de casi nada. La tecnología y las costumbres les asombrarían y al mismo tiempo les explicarían muchas cosas, pero, seguramente no se apartarían mucho de su senda y preguntarían por lo esencial. Y quizás sea ese el motivo de la sabiduría, captar la esencia.
En este mundo en que vivimos la esencia no es actual ni moderno ni cool. A muy pocos les preocupa, lo que ocupa tiempo y lugar es lo circunstancial, lo evidente, lo pasajero, lo consumible, sin encontrar placer en la esencia de un pensamiento, una obra bien hecha o una satisfacción que no sea hedonista

No hay comentarios:

Publicar un comentario