viernes, 24 de mayo de 2013

El servidor público (II)

Sin mencionar las comparaciones  obligadas con países de nuestro "nivel", el político español, su formación, fines, capacidades y eficacia deja mucho que desear.
Su ejemplo no es el mejor. No son public servant o civil servant que trabajen para el gobierno o el estado, suelen trabajar para el partido y para ellos mismos ante todo.
Los funcionarios son public servant, ellos si lo son. En España a lo peor hay muchos y lo peor es que hay un espíritu de funcionario,en muchas actividades de la sociedad, que significa empleo seguro y a vivir.
Como señala mi portera;
-¡Ay ! si mi Rogelio consigue un puesto de por vida
Y este puesto de por vida es el sueño, el ideal, la seguridad, ya nadie me mueve, a ver quién se atreve a moverle la silla. Se convierte en el azote cruel que Larra exponía e inmortalizaba en sus artículos. No todos, no se trata de generalizar; sino de exponer pautas que se extienden en la sociedad como los virus en los organismos. El espíritu negativo del funcionario.
En España, y me  temo que en la juventud también, hay espíritu de funcionario (que no sabes nunca el grado de funcionamiento) y no lo hay de servidor público de la sociedad; generoso, alegre y con un pelín de inconsciencia, que hay que ser un poquito inconsciente. La vida es otra cosa.
Es muy loable la seguridad, tener un piso ( quimera de los españoles desde hace tiempo), asegurarse el futuro de por vida, como el futbolista que firma el contrato eterno. No salir de tu barrio, tu bar, tus conocidos, tu tranquilidad, lo de toda la vida.
¿Será verdad que una vez nos comimos el mundo?
Críticamos nuestra situación pero no queremos cambiar porque con los demás y los de fuera presumimos y ¿A solas con nosotros mismos? ¿Y esos jóvenes del futuro?
No importa equivocarse, de hecho se aprende tanto de los errores, siempre que no sean fatales.
No todos pueden ser como Paco "el Seguro" el de las crónicas madrileñas del reinado de Alfonso XIII. Además,creo que aunque su "trabajo" consistía en dejar embarazadas a aquellas que pretendían un empleo de ama de cría, o un embarazo ya que no exístía la inseminación artificial, no disfrutaba. Deambulaba triste como un pistolero frío, calculador, eficaz y certero sin sangre en sus venas sin errores.

Vivir debe ser otra cosa. No se me enfaden

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