miércoles, 5 de junio de 2013

El precipicio de los europeos (I)

Nadie regala nada. Creerse algo los europeos, si se lo creen, podría calificarse como  conformismo o estupidez. La Unión Europea (UE) debe dejar de presumir y ponerse manos a la obra.
Se escribe mucho sobre la UE, idea, sueño, quimera, realidad histórica- geográfica, pasado, presente ...y  ¿ el futuro?
Si, unidos ahora, los de la UE, representamos el 7% de la población mundial y el 21% del PIB; pero estas cifras vienen cayendo desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y continuarán descendiendo. 
El negocio familiar de los europeos se ve sometido a la presión exterior, la competencia. No funciona bien y se ve y verá superado. Hay que pagar un precio, evolucionar. 
Llevamos dando muchas vueltas en un turning point, largo y tedioso ¿A dónde vamos si seguimos así? A ser cada vez menos influyentes y poderosos.
Por muy bien que pensemos que se vive ahora (incluida la crisis), los del Norte mucho mejor, se acabará la leche de la vaca.
Cuando tienes un negocio analizas las cifras, miras a los demás, tienes que anticiparte y tomar decisiones, si observas una tendencia marcadamente negativa. La disyuntiva de la UE es clara: renovarse o morir lentamente. Una cuestión de tiempo
¿Quién nos va a guiar? ¿Estamos dispuestos?
 Alemania o Francia , o juntas, tienen que liderar ¿Con qué políticos?
El Reino Unido está claro que no. Que se vayan. Son como un ancla pesado, mastodóntico, perjudicial a los intereses comunes, una remora egoista y nefasta. Francia/Alemania tienen que superar sus dudas y recelos y convencer con valentía; entonces, milagrosamente los británicos pondrán cara de haba. Un proyecto que altere la tendencia y dé sentido al valor potencial de la UE unida de verdad. Que se queden los que de verdad estén dispuestos a "desaparecer" de alguna forma.
Hay un precio que pagar, olvidarse de la pequeñez de lo local, el sacrificio de las peculiaridades, el catetismo del egoismo. Ceder soberanía, evolucionar.
¿Es posible? ¿Estamos preparados? Me parece que no.
Cualquier otra postura contemplativa, como no reaccionar, sólo significa una cosa: decadencia
No se me enfaden



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